El miracle, segons Martorell

CAPÍTULO DIEZ Y SIETE

Del milagro grandioso, hecho por intercession de la madre de Dios en unos cutivos del Cabildo de Tortosa

Muchos años ha, que los Canónigos desta Catedral tenían dos cautivos Moros en servicio del pastril, y como en aquel tiempo el horno que dizen de la Canonja, estava hazia donde está agora la Espitaleria. Estos cautivos para llevar el pan al Palau (en donde se suele dar la racion á los Canónigos) passaban por dentro de la Seo y del Claustro, y porque vian ellos que la gente de esta Ciudad veneraban con grande devoción la imagen de nuestra Señora, que está en el Altar mayor, también los esclavos, tomaron por costumbre hazerle reverencia, y desta suerte poco á poco, inspirándoles Dios, tomaron tanta devoción con aquella Imagen, que cada dia la suplicavan los librasse del Cautiverio, prometiéndole, que si á sus casas les bolvia ellos le enviarian dos frontales, de oro, á honor y gloria suya. Passados catorze años de cautiverio, una noche despertándose los dos á una se hallaron din los hierros, ó grillos que solian llevar; considerando ellos y ponderando bién esto, tomaron prontamente el pan que pudieron, y dos cántaros de agua, y con un esquife, que ya con dos pares de remos hallaron á la orilla del Rio fueronse hazia la mar, y salidos á ella fueron giados, y llevados á salvamento, llegando á Alexandría, de donde eran naturales, los quales después de llegados, tuvieron memoria de la señalada merced, recebida por medio de la Virgen Santíssima, y de lo que ellos le avian prometido de los frontales. Encontinente los hizieron hazer como mejor pudieron, y porque desto no fuessen por sus vezinos descubiertos, y de allí castigados, no osaron encomendarlos á ningun Marinero para que los llevasse, mas fabricaron y hizieron una caja, y pusieron dentro della los dos frontales con un escrito en arabigo, que decía como aquellos dos cautivos de  los Canónigos de la Seo de Tortosa embiavan aquellos dos frontales, para servizio de nuestra Señora de la Seo; y que pues otra mejor forma no tenían para embiarselos, á ella se los encomendaban y libraban, suplicandole fuesse de su gusto y voluntad guiarlos, y traerlos á Tortosa. Finalmente la c[a]ja bien calafatada y enpeguntada la hecharon á la mar, diziendo: Maria madre de Dios, vos que nos librasteis  del cautiverio, y nos trujistes á nuestra tierra sin peligro ninguno, assí como á nosotros nos trujisteis aquí assí lleveys este nuestro rescate á vuestra Iglesia, donde á vos os veneran y honrran. Llegó la caja a la playa de Tarragona y viendola unos Pescadores acudieron a ella, y tomándola, la llevaron al Arçobispo, el qual la abrió y visto lo que venia en ella lo sacó, y embió el un frontal á la Seo de Tortos[a], y el otro se quedaron allí para su Iglesia. Al cabo de algun tiempo supieron los Moros como los frontales avian llegado á puerto de salvaciòn. Bien mirado esto y ponderado por dichos Moros este grandioso Milagro, determinaron hazerse Christianos, y seguir nuestra santa ley conociendo ellos que era la verdadera, assi se fueron á Jerusalen, y allí se bautizaron, y al fin murieron Christianamente.

La certidumbre que deste tan grandioso milagro se tiene, es el tener el mismo frontal hoy en dia en el Asseo, el qual se saca cada año el dia que se enseñan las Reliquias, y se tiene por una dellas, y con raçon. Y mas se halló en Barcelona un auto que narrava dicho milagro, el cual embió mossen Miguel Miravete, Notario a la Ciudad de Tortosa, ò á su Catredal, autenticándolo Estos autos los llevaron allá, como ya tengo dicho por una urgente necessidad de guerra que hubo en Tortosa, porque no se perdiessen las cosas mas memorables  desta Ciudad. Por remate deste milagro basta saber que del frontal que estaba, ó con que se quedaron en Tarragona, no ay memoria, y el de nuestra Catredal está tan nuevo  como si ahora lo dejasen de hazer.

En este grandioso milagro se ha de notar que son tres, el uno el librar los cautivos, el otro traer los frontales, passando tanto mar, hasta tierra de Christianos, el otro convertirse los Moros á nuestra santa Fé, estando ya en libertad, y tierra.

Estas son las mercedes que nuestra Señora haze a los que habitan en su Ciudad de Tortosa, dar libertad, y acceptar la dadiva, y enpago della dar verdadero conocimeiento de la ley verdadera. Acuerdome aber leydo en Ludovico Blosio, Autor devoto, y espiritual, que es impossible que el devoto de la madre de Dios no se salve. Assi estos cautivos, por ver la devoción que los de Tortosa tenían á la madre de Dios, ellos se la ofrecieron, y tuvieron devoción, librolos trujolos á su tierra, y allí entre Infieles les dió conocimiento, y les alumbró, para que viessen en la tinieblas que estaban, y visto, se conviertieron. De donde vino esto? de aquella devoción que tuvieron á la madre de Dios. Y assí como dize Blosio, fué impossible se condenassen, por aber sido devotos de la madre de Dios. ella nos lo alcance por sus merecimientos, para que toda la vida perseveremos en ella, á honra suya y de su unigénito Hijo. Amen.

 

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Tortosa